Se abre el telón. Aparecen una chica que se dice apasionada de la tecnología punta, sin ningún rasgo o atuendo significativo; un chico con los pantalones por los sobacos y tirantes que asegura haber leído todo lo que hay en Internet sobre dinosaurios; una pareja disfrazada, pintura corporal y papel maché mediante, como Pikachu y Geodude de Pokémon. Se cierra el telón, ¿cómo llamarías a cada uno? La respuesta más obvia es por su nombre de pila, pero si te refieres a meterlos dentro de un determinado saco, es posible que a la primera le llames geek, al segundo nerd y a la pareja, freaks. En el mundo anglosajón hay una cierta distinción entre los tres términos, si bien los dos primeros se usan indistintamente; en nuestro país, todos se suelen englobar bajo el popular término de friki.

Lo que está claro es que la figura del friki en la cultura pop ha evolucionado mucho con los años. ¿Cómo ha pasado de marginado, de ser un término despectivo, a ser una palabra con la que muchos prefieren definirse?

Origen de la palabra

nerd dibujo

La palabra nerd apareció publicada por primera vez en ‘Si yo dirigiera el zoológico del Dr. Seuss‘ (1950), pero se trataba de un animal extraño con camiseta negra, patillas y la característica cara que dibujaba el autor a sus creaciones.

Es en 1951 cuando el nerd se convierte en humano gracias a la revista norteamericana Newsweek, que lo señala para designar a personas aburridas y dolorosamente convencionales.

¿Y de dónde vino la palabra? En sí no tiene un origen claro, o por lo menos no hay consenso al respecto. Una de las posibilidades es que derivara de drunk (borracho, en inglés) dado la vuelta, knurd, esto es, alguien en un estado tan sobrio que es aburrido.

Otra, que fuera argot estudiantil derivado de la palabra nert, surgida a su vez en los años 20 de Estados Unidos como plural para una persona a la que se llamara, despectivamente, nut (alguien loco o excéntrico).

Tanto nerd como las alternativas esculpen en esas décadas la imagen que se hace popular: la del chico blanco, con pantalones a la altura de los sobacos y las gafas de pasta arregladas con cinta adhesivanerd argentina matias corvalan

Al menos, uno no puede fallar si afirma que el término nerd surge en el entorno académico norteamericano, y que fueron el creador del Grinch y la revista antes mencionados los que difundieron el término con éxito mucho más allá de los campus estudiantiles.

De forma paralela, la palabra geek se usaba para las rarezas de los circos, como la mujer barbuda o a personas con deformidades. En efecto, geek y freak se podían usar indistintamente si vivías en la América de posguerra.

Sin noticias de nerd

A lo largo de los 50 y 60, hay tímidos intentos por arreglar lo que no está roto y aparecen alternativas, derivadas de aquel primigenio knurd, que hacen saltar las alarmas de mi corrector de textos y de los editores: gnurd y nurd.

Es obvio que ninguna llegó a funcionar y que caen en el olvido: si ni siquiera tienes claro qué estás nombrando con una determinada palabra, menos sentido tiene buscarle sustituto. Y si quieres una anécdota de las curiosas, que sepas que el mismísimo Philip K. Dick se enorgulleció en su momento de haber sido el que acuñara nurd en primer lugar.

Sea como sea, tanto nerd como las alternativas esculpen en esas décadas la imagen que se hace popular: la del chico blanco, con pantalones a la altura de los sobacos y las gafas de pasta arregladas con cinta adhesiva.

En directo, desde tu pantalla…

Saturday Night Live (1978)
Saturday Night Live (1978)

La cultura popular se toma su tiempo en abrazar la palabra. Para cuando llegan los 70, ha dado una pirueta semántica y, de nombrar a alguien aburrido y convencional, ya se usa para denominar a alguien aburrido, pero de aspecto desaliñado y con una serie de aficiones poco comunes o extravagantes.

Sin embargo, la serie de televisión que hace despegar la palabra nerd en las pantallas norteamericanas, ‘Happy Days‘, no parece darse cuenta de esto. Surgida a rebufo de la película ‘American Graffiti‘ de George Lucas, este producto nostálgico ambientado en los 50 (¿de verdad pensabas que la mercantilización de la nostalgia es algo actual?) llama nerd al personaje de Potsie, un chico más bien normalito. O quizá no la usa tan mal, porque quien le llama así es Fonzie (Henry Winkler), un tipo tan guay que, por comparación, hace que todos los demás parezcan nerds…

Es con ‘Saturday Night Live‘, en 1978, cuando nerd se usa para el estereotipo que todo el mundo maneja fuera de la televisión. En una serie de sketches protagonizados por Gilda Radner y Bill Murray, el nerd se presenta como un pardillo con corazón. Al final, puedes reírte de ellos, pero no puedes evitar sentir algo de lástima.

¿Y qué ocurre en el mundo real? Que empieza la era de la informática. El nerd abraza cada bit de los ordenadores personales y ambos se hacen inseparables en el imaginario popular: puede ser aficionado a ‘Dragones y mazmorras‘ (aparecido en 1974), a ‘Star Wars‘ (1977) o haber descubierto ‘Star Trek’ en sindicación, pero seguro que disfrutará picando código frente a la computadora.

Dueños de los 80

La Revancha de los Novatos 1984
La Revancha de los Novatos 1984

Llegamos, por fin, a la década de-fi-ni-ti-va sobre lo nerd, gracias a un tipo de película cuya popularidad explota: esa que está ambientada en institutos y, en una menor parte, en universidades. Una década donde se dibuja un ecosistema escolar que aún colea, aunque sólo sea con fines paródicos, como en ‘Infiltrados en clase‘ (2012).

En 1984, se estrena la piedra de toque para el nerd en la cultura popular, la exitosa comedia ‘La revancha de los novatos‘ (Revenge of the nerds). De esta película deberías darte cuenta de dos cosas: la primera, que los nerdsse sitúan al margen de la normalidad y que su venganza supone un desafío al orden establecido; la segunda, que su título en España delata la incapacidad del castellano para dar con una traducción satisfactoria a nerd.

Los 80 es la década de-fi-ni-ti-va sobre lo nerd, gracias a un tipo de película cuya popularidad explota: esa que está ambientada en institutos y, en una menor parte, en universidades

No es extraño entonces que uno de los reyes de los 80, John Hughes, añada a su peculiar mundo cinematográfico al nerd, desde ‘Dieciséis velas‘ a ‘La mujer explosiva‘, pasando por ‘Todo en un día‘. Hasta el mismísmo Steven Spielberg pone su propia estaca produciendo un guión de Chris Columbus: ‘Los Goonies‘, la cual añade al panteón a una mujer, Stef (Martha Plimpton).

En la televisión, el personaje de Screech (Dustin Diamond) en ‘Buenos días, señorita Bliss’, que lo mismo no te suena, y su esqueje, ‘Salvados por la campana‘, que seguro que sí, es un nerd sin gafas pero, y esto es importante, orgulloso de serlo.

El mejor amigo de Zack Morris (Mark-Paul Gosselaar) sabe que es nerd, no necesita cambiar eso y en su futuro no existe la posibilidad de “madurar”.

¿He sido yo?

Como ocurriera con ‘Happy Days’, otra serie de televisión nada a contracorriente de la percepción general, quizá porque empieza en los 80 y cubre casi toda la década de los 90: ‘Cosas de casa‘ presenta a Steve Urkel (Jaleel White), el primer nerd afroamericano de calado… y avergonzado de serlo porque le impide conseguir a Laura Winslow (Kellie Shanygne Williams).

Urkel es un personaje fascinante porque, al aparecer en una serie de gran recorrido (9 temporadas) logra el sueño de todo nerd ochentero: ante el crecimiento de su actor tanto en altura como en musculatura, se ven obligados a inventar una subtrama en la que Steve se convierte, máquina metaboloca mediante, en Stefan, un guaperas que siempre se lleva a la chica.

En los 90 los nerds han crecido y, sorpresa, consiguen influencia y visibilidad, al tiempo que pierden la vergüenza. Sólo tienen que librarse del estereotipo.

Y digo que ‘Cosas de casa’ no supo captar el espíritu de los 90 porque, en esa década, ya está empezando a ser socialmente aceptable reconocerse como nerd, al igual que Screech.

No me confundas: no es que ‘Salvados por la campana’ sea el producto más influyente del planeta. Como tantas y tantas series, debe su popularidad a una sindicación que emite constantemente los capítulos cuando ésta ya ha terminado en 1992. Pero es que, para ese año, los nerds de los años 70 han crecido y, sorpresa, consiguen influencia y visibilidad, al tiempo que pierden la vergüenza. Sólo tienen que librarse del estereotipo.

Cómo no, toca hablar de Los Simpsons

Un estereotipo que reclama su vigencia, antes de morir, en ‘Los Simpsons‘, dentro del capítulo Homer asiste a la universidad (1993). A quienes le atribuyen a la serie la presciencia y admiran la calidad de los episodios de esa época irrepetible de la familia amarilla, que no teman: el cliché se utiliza para la parodia a las películas de los 80 y su uso nada tiene que ver con el visto en ‘Cosas de casa’.

Les seré sincero: el verdadero motivo por el que doy como referencia este magnífico y divertido episodio es porque su doblaje es un testimonio de cómo, en aquella época, a los traductores españoles aún les parece inasible lo que significa nerd. Se transforma en gilí, derivado de gilipuertas.

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Ahora que hemos traído a la creación de Matt Groening, no está de más recordar que la serie tiene a un nerd en el equipo principal (Lisa Simpson) y a varios suplentes con distintos grados de (¿podemos decir esto?) nerdismo: Milhouse, el tipo de la tienda de cómics, el profesor Frink…hasta Ned Flanders podría entrar en el saco.

Normalizando nerds

Pero vayamos desestereotipando a los nerds. Cuando en 1994 la sitcom ‘Friends‘ presenta al nerd Ross Geller (David Schwimmer), lo hace con un aspecto diametralmente opuesto al empollón con tirantes: como un guaperas, capaz de ligar, si bien sus conocimientos son despreciados por el resto de miembros de la pandilla. Diez temporadas más tarde, el nerd domina el panorama.

Atribuida por error a Bill Gates, la frase “No desprecies a un nerd. Podrías acabar trabajando para uno. Todos podríamos” (Dumbing Down Our Kids, 1996), del profesor y comentarista político Charles J. Sykes, refleja la nueva tendencia, en un contexto en el que la tecnología se ha hecho indispensable.

A finales del siglo XX, puede que no todos los nerds sepan de ordenadores, ni que todos los informáticos sean nerds, pero sí que es más probable que ambas características estén juntas en una misma persona.

Se acabó… me toca a mí

El cambio de siglo y de milenio trae consigo la explosión nerd. ‘Star Wars: Episodio 1 – La amenaza fantasma‘ (George Lucas, 1999) viene a decir que los fans de Star Wars, cuando las taquillas pierden anualmente espectadores, son capaces de ir en masa y rescatarlas. Y tanto ‘X-men‘ (Brian Singer, 2000) como, sobre todo, el ‘Spider-man‘ (2002) de Sam Raimi, que el espectador proveniente del cómic, que se había alejado por culpa de ‘Batman y Robin’ (Joel Schumacher, 1997), también.

Los aficionados a la cultura popular, en todas sus variantes, se convierten en el motor económico. Antes, sólo podías comprar una camiseta de superhéroes en tiendas especializadas o por Internet; ahora, las grandes empresas de moda no tienen inconveniente en sacar líneas de ropa de héroes de DC a precios populares. Ellos manejan el dinero y hacia ellos van los cantos de sirena del mercado.

Parafraseando al personaje de Ben Wyatt en la serie ‘Parks and recreations’ (2009 – 2015), lo nerd es parte de la corriente principal. Y cuando usas la palabra de forma despectiva, demuestras que el que está fuera de onda… eres tú.

Antes, sólo podías comprar una camiseta de superhéroes en tiendas especializadas o por Internet; ahora, las grandes empresas de moda no tienen inconveniente en sacar líneas de ropa de héroes de DC a precios populares

Por otro lado, los geeks consiguen, con el renacimiento de Apple (gracias, Ipod de 2001 y Iphone de 2007) y Steve Jobs mediante, que la informática parezca cool. Surge así la figura del geek chic, un aficionado a la tecnología que marca tendencia.

En este caldo de cultivo, cae por su propio peso que el nerd deje de ser secundario cómico para devenir en protagonista, como demuestra ‘The Big Bang Theory‘, estrenada el mismo año que el iPhone.

La serie de Chuck Lorre dibuja con trazo grueso a sus protagonistas, pero la madurez que logra en sus últimas temporadas, una vez están todos emparejados, la convierten en un ejemplo a seguir para un mundo, por desgracia, demasiado encerrado en sí mismo.

Volvamos al tema

Porque, ¿qué ocurre con el nerd cuando se hace popular? Que se hace selectivo. Deja atrás los días en los que tiene que mendigar interacción social: desde los dos mil, es él quien elige con quién quedarse.

E Internet promueve ese sentimiento clasista, ahora que no necesitas tener amigos físicamente a tu lado y puedes interactuar con ellos por escrito, voz y vídeo.

Como todo el mundo es nerd y se jalea en masa a los protagonistas de TBBT (¡multiculturales y de ambos sexos, además!), se hace necesario darle una vuelta de tuerca en la ficción para que la cosa no huela a viejo. Abed, de ‘Community‘ (2009 – 2015), es quizás el espécimen más puro y menos maniqueo que ha dado la cultura popular en años. Y dos años después del final de la serie que le vio nacer, sigue imbatible.

¿Qué ocurre con el nerd cuando se hace popular? Que se hace selectivo. Deja atrás los días en los que tiene que mendigar interacción social: desde los dos mil, es él quien elige con quién quedarse.

¿Un último ejemplo de cómo el nerd acelera de cero a héroe? Las series de DC en la cadena Warner Chanel, el llamado Berlantiverso (en honor a Greg Berlanti, su artífice), están protagonizados en su mayoría por uno. Ya no basta con que sean protagonistas: los nerds son superhéroes.

Fuente: Adrián Álvarez de Xataka